domingo, 23 de diciembre de 2012
Los hinchas lucharon por conseguir autógrafos
Los hinchas lucharon por conseguir autógrafos. El objetivo era el mismo: tener un recuerdo de sus ídolos. Las estrategias diferentes. Los hinchas hicieron de todo por conseguir una firma o una fotografía de los futbolistas profesionales que visitaron Esmeraldas, por invitación del defensa central de Barcelona, Frickson Erazo.
Desde el mediodía del viernes, los seguidores se convirtieron en verdaderos agentes de investigación. Se dedicaron a averiguar la hora y el lugar donde se iban a reunir los futbolistas. Algunos fallaban con sus datos. Otros eran precisos. Pero para evitar alguna sorpresa en todos ellos, al menos una docena hizo guardia.
La primera reunión formal de los jugadores fue en el restaurante del hotel donde se hospedaron. Al principio pasaron desapercibidos para los clientes y alcanzaron a comer tranquilos. Sin embargo, fue suficiente con que un hincha los detecte para que el lugar se llene de personas con camisetas, libretas, esferográficos y cámaras fotográficas.
Muchos se quedaron con las ganas de tener en ese momento su recuerdo porque no pudieron pasar de la puerta del restaurante. Otros, con un poco de habilidad, subieron al muro y pidieron desde los ventanales que les regalen una firma en una servilleta o en lo que estuviera a su alcance.
Los que no lo consiguieron no bajaron la guardia. La siguiente oportunidad estaba en el estadio Folke Anderson. Allí muchos lo lograron. Aprovecharon que algunos jugadores no usaron el bus de la organización y fueron en sus autos al escenario deportivo.
Solo en cruzar la calle los deportistas tardaron hasta diez minutos porque no los dejaban avanzar. Por eso también se retrasó Felipe Caicedo. Él fue el más solicitado.
Un centenar de hinchas apostó por una fotografía en la cancha y saltándose la malla llegó hasta la pista atlética. Pero su esfuerzo fue en vano. Al ver tantas personas los jugadores se retiraron de inmediato a los camerinos.
Así, quedaba una última oportunidad: la cena privada en la Plaza Cívica. Llegar hasta el tercer piso del edificio donde estaban ellos era una misión imposible. Por esa razón los aficionados decidieron quedarse en el primer piso y aguardar con paciencia que cada futbolista baje. Ya en la calle, todos los recursos eran válidos para conseguir el recuerdo. Los aficionados les cerraban el paso hasta que firmen las camisetas.
Algunos les abrazaban y no les dejaban otra salida que posar para las fotos. Otros, más extremistas, incluso llegaron a ponerse delante de los autos para impedir que arranquen hasta que firmen.
Los jugadores accedieron a la mayoría de pedidos, aunque hubo momentos que llegaron a sentirse preocupados porque la cantidad de aficionados aumentaba y cada vez era más agresiva. Así Felipe Caicedo incluso se vio obligado a correr hasta su auto.
Michael Arroyo pidió ayuda a sus amigos para que le permitan entrar al auto. Frickson Erazo tuvo que detener su vehículo porque unos chicos se colgaron de los costados. En ninguno de estos casos la situación salió de control.
Hubo camaradería en todo momento aunque los jugadores sentían que necesitaban un descanso de todo el acoso.
Fuente: Expreso
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