DT. de Barcelona, Gustavo Costas, un profesional ganador.
Besar en repetidas ocasiones un Cristo de oro antes de los partidos es una de las muestras de fe del entrenador argentino de Barcelona, Gustavo Costas.
El 'Narizón' es devoto del Señor de los Milagros, un Cristo venerado por los peruanos, país donde el estratega desarrolló parte de su carrera.
Este es solo uno de los símbolos de su fe que lo llevaron en el 2010 a ser nombrado socio honorario de la Cuadrilla 17 Guardianes del Señor. Pasó a formar parte de la Hermandad del Señor de los Milagros.
Pese a esto, no en todos los países ha podido cumplir este ritual. Cuando Costas dirigió al Al-Nassr en Arabia Saudita extrañaba realizar su acto de fe.
"No puedo persignarme, lo hago antes de salir a la cancha, en el vestuario". Si me persigno (en público), me matan, me apedrean", comentó en alguna ocasión.
Costas puso toda su confianza en el proyecto del presidente torero Antonio Noboa y, por ello, aceptó tomar las riendas de un club que hace 14 años no conseguía un título.
"Sé que es un equipo grande que hace muchos años no obtiene un título y estamos aquí para eso", dijo la noche del 12 de abril, en el aeropuerto José Joaquín de Olmedo.
De inmediato logró una conexión con los jugadores, con quienes conversa frecuentemente, no solo de fútbol, sino lo que tiene que ver con su intimidad, pero sin transgredir más allá de lo que le permiten sus dirigidos.
Por su lado humano, la mayoría de los futbolistas canarios tiene apertura con él, pues reconocen que es honesta su preocupación por cómo les va fuera del campo.
Brayan De la Torre, quien antes de la llegada de Costas carecía de oportunidades, fue uno de los jugadores que recobró la titularidad; pero esto no fue de inmediato, pues tuvo que convencer al técnico día a día en los entrenamientos.
Sus logros en Perú y Paraguay avalaban el éxito de este director técnico; sin embargo, el 13 de abril tuvo que afrontar algo que no marcaba un antecedente favorable.
Costas miraba desde un palco del estadio Atahualpa la derrota 3-0 de su nuevo club frente a Deportivo Quito. Los gritos desde las graderías pidiendo la vuelta de Luis Zubeldía obligaban al DT a encontrar de forma inmediata la senda para encaminar al Ídolo hacia la conquista de la primera etapa y lo logró poco a poco.
El 'Narizón' festeja los goles como un jugador más: corre, grita, mueve sus manos y se abraza con el miembro de su equipo técnico o jugador que tenga más cerca.
Tras el empate ante Emelec durante su debut en el banquillo, pasaron dos encuentros más en los que no pudo conseguir la victoria, uno de ellos en Casa Blanca frente a Liga de Quito. Costas se propuso con sus jugadores ganar los cuatro partidos siguientes. El calendario los enfrentó con Manta, Olmedo, Macará e Independiente. "He hablado con ellos y les he dicho la importancia que tienen los 12 puntos restantes".
Así fue, Barcelona ganó los cuatro partidos y ahora el rival de turno era otra vez Emelec. "Los Clásicos no se juegan, se ganan", es la frase más escuchada del entrenador en los días previos a esta clase de encuentros. Este discurso tuvo efecto entre la plantilla y los toreros vencieron 1-0 al 'Bombillo' en el estadio Capwell.
La victoria ante los azules fue catalogada como decisiva y, el 8 de junio, pese a perder ante Deportivo Cuenca en el estadio Alejandro Serrano Aguillar por gol diferencia, los amarillos ganaron la primera etapa, lo que les otorgó el pasaporte a la final del torneo, al igual que la clasificación de la Copa Sudamericana y la Copa Libertadores de América.
"Aquí no tenemos que relajarnos, nuestro objetivo es que no haya final y ser campeones directos", señaló el estratega, quien tiene como asistente técnico a Pablo Fernández, su constante consejero, y al preparador físico Rubén Rivas.
La eficacia del Ídolo, de la mano de Costas, se sustentaba en la ventaja que sacó frente a sus rivales directos en busca del título. Por cuarta vez en la temporada, Emelec era su rival y otra victoria, esta vez por 5-0, dejaba claro que su idea era real: Costas no quería tener que disputar una final. El argentino logró ser campeón combinando el trabajo con su fe.
Fuente: Expreso
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