Ascenso de Aucas se debe en gran parte a la Dirigencia.
Aucas era ingobernable. Había disputas internas, llegando incluso a posesionar a dos directivas. La Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha intervino para resolver los problemas. Los ingresos estaban embargados por 42 demandas, entre laborales y penales. Los hinchas también perdieron el control: el año pasado invadieron la cancha y agredieron a los jugadores por los malos resultados.
Ramiro Gordón, empresario quiteño e hincha a muerte del equipo, arribó al cuadro oriental, el trimestre anterior, con un proyecto institucional. Inicialmente colaboró en la comisión de fútbol de la directiva presidida por Alberto Ayala.
Este año incorporó a Wellington Sánchez y Omar de Jesús. Ambos jugaban en la primera división. Lo hizo mediante convenios con empresas que se comprometieron a pagar los sueldos. También negoció con Jaime Iván Kaviedes.
No tenía, sin embargo, libertad para trabajar en todos los proyectos porque los socios se oponían a la presidencia de Ayala. Fueron más los problemas que los éxitos. Aparecían más deudas y no existía una auditoría para determinar el monto real del déficit.
Por esa razón decidió jugársela por completo. Firmó un contrato con la directiva para tomar el control de Aucas, incluyendo las divisiones formativas. Entre las cláusulas se comprometió a indemnizar al club con 300.000 dólares si no ascendía a la serie A en cuatro años. Ayala, en cambio, debía iniciar la auditoría.
Lo primero que hizo Gordón fue liberar al equipo de los embargos. Se hizo cargo de algunas deudas. Negoció con los acreedores. Varios condonaron la deuda, según contó el directivo. Otros, por su parte, dieron un nuevo plazo para empezar a negociar.
Lo que más importaba era conseguir el financiamiento para cubrir los 700.000 dólares que se presupuestaron en el comienzo de la temporada. Lo hizo incorporando a nuevas empresas, cercanas a Industrias Metálicas Gordón, que es de su propiedad.
Con una fórmula parecida a la utilizada con Wellington Sánchez y Omar de Jesús contrató de Kaviedes. Él salió de diferentes equipos por problemas disciplinarios o malos entendidos con los directivos. El dirigente decidió manejar la situación de otra manera: invitó a Kaviedes a vivir en uno de sus departamentos.
Aún así, el "Nine" no estuvo lejos de los problemas mediáticos. Gordón mantuvo su respaldo hasta el final. Incluso, ahora que Kaviedes anunció su retiro del fútbol profesional, el dirigente espera contar con él como asesor deportivo o como trabajador de las formativas. Según dice, el exseleccionado debe atender asuntos relacionados con su abuelo y con su fundación. Por eso no seguirá en el equipo para las dos finales que determinarán al campeón de segunda división.
El dirigente ofreció estabilidad institucional. Aucas solo tuvo un problema en toda esta temporada. Fue a mitad del año: el director técnico, José Vicente Moreno, sostuvo un altercado con los jugadores. Se fue del equipo por mutuo acuerdo con la directiva.
Ramiro Gordón apostó por un entrenador con más experiencia. El 3 de julio llegó el argentino Julio Asad con un proyecto a mediano plazo. Los resultados deportivos se dieron porque la base del equipo tenía experiencia. Gustavo Figueroa, Wellington Sánchez y Omar de Jesús fueron vitales. Iván Kaviedes también aportó. Los juveniles respondieron a la exigencia de la categoría. Asad anunció que en la serie B continuará con ese proyecto.
En todo este proceso siempre estuvo su hija, Mónica Gordón, quien cumplió las funciones de gerenta deportiva. Ella fue el nexo entre los directivos y los futbolistas.
Fuente: Expreso
0 comentarios:
Publicar un comentario